jueves, 11 de diciembre de 2014

El problema del mal: Epicuro vs Dios

En esta entrada vamos a tratar el llamado "Problema del mal", que es el de intentar hacer posible la existencia del mal a la vez que la de lo que llamaré, por comodidad, "Dios". Es decir, la coexistencia del mal y un ser omnipotente, omnisciente, omnipresente y omnibenevolente.

Para acercarnos al problema y la paradoja que supone, iremos a Epicuro de Samos, quien decía aproximadamente algo parecido a:

"¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No será que no está dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo?"

Lo que dice es que si Dios quiere prevenir la maldad y no puede, no es omnipotente. Porque si hay algo que no pueda, ha perdido su omnipotencia. Si por el contrario, si puede hacerlo pero no quiere, es porque Dios es perverso. Si pudiendo eliminar el mal permite que exista y cause desgracias y sufrimientos es porque no quiere eliminar el mal y sí que haya sufrimiento y desgracias. Y si no quisiera que exista el mal y además tiene la capacidad de hacerlo, no existiría. Pero hay mal, hay desgracia, hay sufrimiento.

Muchos religiosos acuden a que Dios necesita el mal para hacer el bien, que el mal será eliminado cuando corresponda, que el mal no es obra de Dios, etc. Sea la excusa que sea para explicar la existencia del mal, es incapaz de explicar la coexistencia de Dios y el mal. Pues si Dios quisiera y pudiera, y quiere y puede, pues es omnipotente y omnibenevolente, haría un mundo donde el mal no surgiría, sin tener que aludir a juicios o remedios posteriores, pues es omnipresente, o tener que discernir la buena voluntad del individuo en su libre albedrío, pues Dios es omnisciente.

De ninguna manera cuadra el que Dios pudiera aceptar el mal o que no pudiera exterminarlo o que tenga que dejarlo para juzgar otra cosa o que lo exterminará llegado un momento. Aún cuando usas la excusa de que tras un pequeño sufrimiento en la vida terrena tendrás una eternidad de bienestar en la vida celestial, la omnibenevolencia se ve afectada porque no permitiría ni un ápice de maldad aunque comportara una eternidad de bondad reparadora. Es del todo incompatible la existencia de mal con la de Dios. Sólo sería concebible un Dios que o bien disfrutara en la maldad o que no se preocupara de ninguna manera por el mal ni por nada que se pudiera ver afectado por su existencia.

Así, siguiendo este argumento, llegamos a otra famosa reflexión de Epicuro, que dice así:

"¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros."

La línea del razonamiento, por si no ha quedado suficientemente claro es:
1.-Si Dios es omnibenevolente quiere evitar todo mal.
2.-Si Dios es omnisciente conoce toda forma de evitar que surja el mal.
3.-Si Dios es omnipresente y omnipotente puede evitarlo.
4.-El mal existe, así que Dios no tiene todas estas características.


Yo desde luego no pienso que a Dios le falten alguna o todas las características, ni que tenga algo que ver con el mal. Para mi todo este problema está vacío, pues falla en su propio planteamiento, en el que necesitas admitir que existe Dios. Dios no existe, así que no hay que preocuparse por la incoherencia de sus atributos divinos y su coexistencia con el mal.

2 comentarios:

  1. En qué obra Epícuro habla sobre ésto?
    Es necesario citar.

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    Respuestas
    1. Según he leído, ésto aparece en la obra Instituciones Divinas de Lactancio, pero no lo puedo asegurar porque yo misma estoy buscándolo y no lo encuentro para verlo.

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