lunes, 27 de abril de 2015

Derechos Humanos y derechos humanos

¿Cómo puede haber derechos humanos? Es decir, derechos tales como los Derechos Humanos, con una pretensión de universalidad tal como tienen. ¿Cómo puede haber una norma para todos y cada uno de los seres humanos?

En principio tenemos, los humanos, aquello que llamamos moral. La moral se puede aplicar a varias disciplinas, entre las que encontramos el Derecho, que no es más que una positivización de la moral con unos fines, ya no individuales, sino comunes. Algo a medio camino entre la ética y la política, pero que sólo funciona en última instancia con normas morales positivizadas.

El derecho, es entonces, en su carácter positivo, una moral geometrizada. Una moral que, a mi entender, es imposible. Es imposible porque cada ser humano, cada individuo, tiene su propia moral, por lo que es imposible encontrar una moral universal.

Otra cosa es encontrar una moral universalizable, que funciona muy bien individualmente, para aquellos que lo pretendan, pero que tampoco sirve como axioma para todos.

En fin, que habría que revisar individuo por individuo sus normas morales para establecer alguna, si la hubiera, como norma común. Y si hubiera alguna norma que todos y cada uno de nosotros hubiesemos decidido respetar no sólo no asegura que futuros humanos también la respeten, sino que además no tendría sentido establecerla en un sistema de Derecho, pues ya estaría en un sistema mucho más elevado y al que respetamos más que ninguno, nuestra propia voluntad.

Entonces queda como una tarea sin sentido el establecer derechos humanos. Otra cosa son los derechos y el Derecho de cualquier organización, desde un grupo de amigos a la ONU, incluyendo sus Derechos Humanos, pues el Derecho, por definición, es un sistema comunitario.

Lo que quiero decir es que los Derechos Humanos tienen sentido como Derecho, como una cristalización de una moral hecha, supuestamente, para todos y para nadie. Una moral geometrizada, positivizada para actuar como pilar del grupo, en este caso, la humanidad. Y, por el contrario, los derechos humanos, no tienen ningún sentido, pues no pueden darse.

El Derecho debe ser tratado como Derecho, es decir, teniendo en mente que es un mero instrumento y que no debe ser usado bajo ningún concepto de forma absoluta y rígida. Así es como deben entenderse los Derechos Humanos y no como derechos humanos, pues no pueden llegar a serlo.

lunes, 20 de abril de 2015

Sexismo positivo, el nuevo sexismo

Machismo. Esa es la causa que algunas mujeres señalan como causa de algunas de sus situaciones de inferioridad, dicen, en varios ámbitos. Desde la mentalidad general a cosas más específicas como la imagen de la "mujer-ama de casa" en el ámbito doméstico o la "mujer-sólo apta como ayudante" en ámbitos de ciertos sectores profesionales.

Cierto es que, a mi juicio, la igualdad de condiciones entre sexos, o acaso sería ya más acertado hablar de géneros, debiera estar ampliamente extendida a muchas situaciones que no son más que herederas de la tradición o de cosas verdaderamente malas y dañinas que no se curan con el paso del tiempo.

No voy a tratar aquí estos problemas, sino uno surgido de las entrañas de nuestro presente, de nuestra sociedad. Un problema que no es heredero de tradiciones, naturalezas o cualesquiera sean las causas que se señalen como culpables de la desigualdad de género. Es el problema del sexismo positivo.

Es el mismo problema que el racismo positivo o cualquier tipo de disciminación que podemos catalogar de "positiva". Delimitemos un poco el concepto para hacerlo más claro:

Imaginad, tampoco es difícil, que un género "A" discrimina de alguna forma a otro género "C". A esta discriminación la podemos llamar sexismo, pues la causa consciente de "A" para discriminar a "C" es el género. Ahora bien, veamos qué pasa cuando "A" considera que "C" no se vale por sí mismo y necesita ayuda, rompiendo la igualdad de nuevo, pero esta vez para favorecer a "C". Sigue siendo una discriminación, sexismos, pero esta vez "positivo" pues funciona a la inversa.

Este es un gran problema en nuestro tiempo, el querer a toda costa demostrar que no somos sexistas, racistas, clasistas, etc. A tanto llevamos estas ansias de demostrar que no somos discriminadores, que nos volvemos, si es que no lo éramos ya. "Está de moda" decir que las mujeres o tal otro género está discriminado, y no digo que no lo esté, que no se nos ocurre otra que cosa que "ayudar".

"Las mujeres tienen menos posibilidad de ser contratadas en una empresa. Hagamos que una cantidad determinada de los puestos deba estar destinada a mujeres." ¡ZAS! Bofetada a la mujer. O al menos eso creo yo. Me parece un "pobrecita, que no puede, hagamos un sitio para ella".

Esa no es la solución, si lo que se pretende es igualar las posibilidades de todos los géneros, en este caso hacer que la mujer pueda optar al mismo puesto que un hombre, lo que se debe hacer es contratar a quien esté mejor capacitado para ejercer el puesto de trabajo, sin distinción de género. Ayudar a la mujer a conseguir un puesto por el simple hecho de ser mujer también es sexismo, sexismo positivo. Muchas mujeres están contentas con ello, quieren ventajas o no se dan cuenta de lo que pasa, no lo sé, pero les gusta así.

Desde luego, muchas otras hay que se dan cuenta de la bofetada que les acaban de dar, eso sí, con guante acolchado, que así puede que no les acusen de dar bofetadas. Depender de la "ayuda" y "caridad" del "género dominante" no es la solución, lo es que no haya género aventajado, igualdad de condiciones para cualquiera.

En definitiva, el nuevo sexismo que se abre camino acusando a todo el mundo de sexista es el sexismo positivo, un problema de nuestro tiempo que ciega a muchos y abusa del falso dilema entre discriminar o ayudar.
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