lunes, 8 de febrero de 2016

Tecnomemoria

Hablemos de la memoria, de la capacidad, no de otra cosa. ¿Hay que confiar en ella? Tenemos una capacidad natural para retener cosas, pero también tenemos otras capacidades que nos permiten sustituirla.

La tecnología, incluso la más rudimentaria, como papel y lápiz, permite una sustitución de la confianza en la memoria por la confianza en estos medios. Qué decir que incluso pueden ser más fiables que la memoria natural, pues en el ámbito de los recuerdos, digámoslo de forma sencilla, lo que almacenamos está modificado a nuestra conveniencia, y con el paso del tiempo mutará más, alejándose del recuerdo origianal. Así es que la memoria nos puede falla especialmente en estos casos, y no tengo en cuenta enfermedades u otros impedimentos que pueden hacer fallar la memoria.

Entonces ¿confiamos en la tecnología? ¿Renunciamos a las capacidades memorísticas en pos de la confianza en la tecnología? Yo opino que sí, que hay que quitar peso al valor concedido a la memoria y realzar la inventiva y otras capacidades, como la de buscar información, por encima del simple tragar y vomitar que suele ocurrir en el ámbito académico. Sí, hablo de educación.


Pero que no se me malinterprete, no quiero decir que no sea útil la memoria, me parece una gran cualidad que seguro que ha influido en nuestra capacidad de supervivencia en "edades tempranas" de la especie. Lo que quiero decir es, simplemente, que la tecnología nos hace las cosas más fáciles, y que con el nivel que tenemos de ayuda tecnológica para "memorizar" datos es mejor restarle importancia en ámbitos como la educación y conceder mérito a, por ejemplo, la inventiva.

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