Pensemos en la omnipotencia, sí, esa
cualidad que te permitiría, de existir, poderlo todo. Este poder
todo, como cualquier cosa planteada como "absoluto" tiene
la cualidad de plantearse como paradójico.
La paradoja de la omnipotencia sería
la de poder algo que un ser omnipotente no pudiese, o crear un límite
a su propio poder, despojando así este límite la omnipotencia al
ser omnipotente. Como alternativa, no poder esas cosas que la
omnipotencia no pudiera, haciendo de nuevo que no hubiera
omnipotencia.
Sin embargo, aquí veo yo un problema
de formulación. Hablamos de poder y no poder, pero tenemos que
plantear primero qué es lo posible, porque la omnipotencia no podría
todo realmente, sólo lo posible. No sirve poder hacer posible lo
imposible, porque no es posible y por tanto no rompe la omnipotencia.
Entendida así, la omnipotencia es posible
Entonces, dada así la omnipotencia no
se puede decir que un ser omnipotente no podría, usando el ejemplo
clásico, crear una piedra tan pesada que ni él pudiera levantar,
pues si no la levanta no es omnipotente y si no la crea tampoco.
¡Oh, qué pena! Parece que escucho el
relamerse los labios de algunos traidores a la humanidad. Pero
quienes sean mis aliados, que no desesperen, pues ahora viene lo
mejor. Y es que si aceptamos la omnipotencia como decimos, única
manera de salvarla, también implica aceptar que esa omnipotencia
obedece a lo posible, a unas leyes ya dadas. Así que no puede haber
omnipotencia en un ser que no obedezca una regulación. No puede
haber lo que llamamos dios entendido como un ser que no obedece norma
alguna, pues la omnipotencia te hace inexistente o esclavo de normas
más allá de tu alcance.