En esta entrada vamos a tratar el llamado "Problema del mal", que es el de intentar hacer posible la existencia
del mal a la vez que la de lo que llamaré, por comodidad, "Dios". Es
decir, la coexistencia del mal y un ser omnipotente, omnisciente,
omnipresente y omnibenevolente.
Para acercarnos al problema y la
paradoja que supone, iremos a Epicuro de Samos, quien decía
aproximadamente algo parecido a:
"¿Dios está dispuesto a prevenir
la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está
dispuesto a prevenir la maldad aunque podría hacerlo? Entonces es
perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si
es así ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No será que no está
dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo?"
Lo que dice es que si Dios quiere
prevenir la maldad y no puede, no es omnipotente. Porque si hay algo
que no pueda, ha perdido su omnipotencia. Si por el contrario, si
puede hacerlo pero no quiere, es porque Dios es perverso. Si pudiendo
eliminar el mal permite que exista y cause desgracias y sufrimientos
es porque no quiere eliminar el mal y sí que haya sufrimiento y
desgracias. Y si no quisiera que exista el mal y además tiene la
capacidad de hacerlo, no existiría. Pero hay mal, hay desgracia, hay
sufrimiento.
Muchos religiosos acuden a que Dios
necesita el mal para hacer el bien, que el mal será eliminado cuando
corresponda, que el mal no es obra de Dios, etc. Sea la excusa que
sea para explicar la existencia del mal, es incapaz de explicar la
coexistencia de Dios y el mal. Pues si Dios quisiera y pudiera, y
quiere y puede, pues es omnipotente y omnibenevolente, haría un
mundo donde el mal no surgiría, sin tener que aludir a juicios o
remedios posteriores, pues es omnipresente, o tener que discernir la
buena voluntad del individuo en su libre albedrío, pues Dios es
omnisciente.
De ninguna manera cuadra el que Dios
pudiera aceptar el mal o que no pudiera exterminarlo o que tenga que
dejarlo para juzgar otra cosa o que lo exterminará llegado un
momento. Aún cuando usas la excusa de que tras un pequeño
sufrimiento en la vida terrena tendrás una eternidad de bienestar en
la vida celestial, la omnibenevolencia se ve afectada porque no
permitiría ni un ápice de maldad aunque comportara una eternidad de
bondad reparadora. Es del todo incompatible la existencia de mal con
la de Dios. Sólo sería concebible un Dios que o bien disfrutara en
la maldad o que no se preocupara de ninguna manera por el mal ni por
nada que se pudiera ver afectado por su existencia.
Así, siguiendo este argumento,
llegamos a otra famosa reflexión de Epicuro, que dice así:
"¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo
afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo.
Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si
existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros."
La línea del razonamiento, por si no
ha quedado suficientemente claro es:
1.-Si Dios es omnibenevolente quiere
evitar todo mal.
2.-Si Dios es omnisciente conoce toda
forma de evitar que surja el mal.
3.-Si Dios es omnipresente y
omnipotente puede evitarlo.
4.-El mal existe, así que Dios no
tiene todas estas características.
Yo desde luego no pienso que a Dios le
falten alguna o todas las características, ni que tenga algo que ver
con el mal. Para mi todo este problema está vacío, pues falla en su
propio planteamiento, en el que necesitas admitir que existe Dios.
Dios no existe, así que no hay que preocuparse por la incoherencia
de sus atributos divinos y su coexistencia con el mal.
En qué obra Epícuro habla sobre ésto?
ResponderEliminarEs necesario citar.
Según he leído, ésto aparece en la obra Instituciones Divinas de Lactancio, pero no lo puedo asegurar porque yo misma estoy buscándolo y no lo encuentro para verlo.
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