Digo pretender la reflexión, digo
estar reflexionando, pero siempre estoy preguntando. Digo pretender
hacer filosofía, digo ser un filósofo, pero siempre estoy
preguntando. ¿Por qué la reflexión? ¿Por qué la filosofía? ¿Por
qué la pregunta?
El hombre quiere conocer. El hombre es
consciente de sí, el hombre es consciente de lo demás.
El hombre quiere conocerse, el hombre
quiere conocer lo demás. Todos hemos pensado alguna vez que
estaríamos mejor sin conocer algunas cosas, pero aún así, queremos
conocerlas. Es irremediable, siempre tendemos a volcarnos en algo. En
nosotros o en lo demás, siempre estamos tras una respuesta. Quizás
a la pregunta más sencilla de responder, quizás a la que no se
puede responder.
Perseguimos algo que quizás no exista,
algo que quizás ni trata de moverse. Pero aún así lo perseguimos,
y no tenemos otro medio de alcanzarlo que mediante la pregunta. A
veces nos empeñamos en buscar su rastro como huellas impresas sobre
la realidad inmediata, pero aunque las veamos, o creamos verlas, nos
es del todo imposible encontrar siquiera el rastro, no ya la presa,
sin buscar primero dentro de nosotros.
Sin un Yo no hay un Otro, necesitamos
conocernos para poder saber cómo interiorizamos lo Otro. Necesitamos
la reflexión para responder la pregunta, nos identificamos con la
respuesta y desde ella nos re-creamos, desde nuestro interior.
La verdad, si existe, está en el fondo
de un pozo sin fondo. Ahí la puso Demócrito, y con razón, pues si
hubiese una verdad absoluta nos sería imposible alcanzarla. Nos
asomamos y asomamos al pozo, algunos caen y mueren, otros hacen de la
oscuridad su ansiada verdad y algunos simplemente se limitan a
observar el diametro del pozo. Nosotros nos quedaremos con nuestra
verdad hecha a medida, con el agua que podamos sacar en el cubo y que
al beberla haremos parte de nosotros. Nosotros tenemos nuestra
alétheia y nos saciamos gota a gota.
Es nuestra reflexión la que nos
permite conocernos, es nuestra reflexión la que nos va a permitir
conocer el mundo. El filósofo no nace, se hace al tomar la decisión
de renunciar al mundo, preguntarse y buscar por siempre. Ahí está
el filósofo, preguntando siempre aunque nadie escuche jamás, pues
siempre estará él y su respuesta será eco de su existencia.
Hola, me gustaría hacerte una pregunta. Te puedo pedir que me escribas un mail? julaneski@gmail.com
ResponderEliminarEsto que has escrito lo he encontrado muy apropiado para mi.El párrafo final es total.Gracias por compartir...
ResponderEliminarMe parece bien...esta en nosotros el encontrar la verdad...y ella es inalcanzable..se mueve en el tiempo...con las civilizaciones...con la ciencia..la religión...con la política...con la madre tierra...con uno mismo...lo bueno es el camino que recorremos al buscarla..vamos encontrando ...otras verdades ....
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