Al fin surge la investigación y tras
ella la ciencia. No es verdad que la ciencia moderna se encargue de
los porqués y nada más. En la ciencia moderna ha habido una
ramificación en campos enorme. Hay disciplinas que se encargan de
saber qué es una cosa, de la propia existencia o realidad de la cosa
en sí, tanto a niveles cuánticos como astronómicos, pasando por
todo un complejo de fenómenos a estudiar, desde comportamientos a
clasificación. Otras disciplinas se encargan de saber cómo funciona
una cosa, desde su composición a la recreación de la misma. Otras
se encargan de las finalidades, tanto naturales que tienden a un fin
desconocido como invenciones para llegar a ese fin. Otras buscan los
porqués, desde el motivo del inicio del mismo universo a la causa
que pone en marcha un tren. Y otras más sociales que rastrean los
dóndes, los quiénes y los cuándo.
Hay muchísimos campos de estudio y no
es raro ver disciplinas que se encarguen de varias preguntas a la
vez, de hecho, una rama cualquiera de la ciencia moderna suele
abarcar casi siempre el qué y el porqué, aún cuando a veces se
obvie el qué y se busque su causa y origen sin más.
¿Y la filosofía? ¿Qué preguntas
abarca? Ciencia y filosofía han
sido lo mismo durante mucho tiempo, pero la necesidad de repartir las
tareas de la investigación ha conllevado no sólo la creación de
ciencia moderna por un lado y filosofía por otro sino una cantidad
extremadamente grande de disciplinas especializadas en un asunto en
concreto.
Muchas han sido las preguntas que la
filosofía ha hecho y ha seguido, pero nuestra filosofía actual deja
de lado los asuntos que actualmente conciernen a lo que llamamos
ciencia, igual que muchas otras tareas. La filosofía actual
clasifica su bastísimo campo de investigación de maneras diversas,
pero la mayoría de sus preocupaciones encajan bajo aquellas cuatro
preguntas que haría Kant. A saber, ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo
hacer? ¿Qué me cabe esperar? ¿Qué es el hombre? Hay quien pondría
las tres primeras bajo la última, quien pondría la última bajo la
primera y muchos más cambios. También vemos que podríamos encajar
todas las disciplinas y preguntas bajo estas cuestiones fundamentales
de la filosofía moderna, pero esque la filosofía en general se
pregunta por el todo e incluso la nada, no es de extrañar que esta
disciplina sea el pilar fundamental de toda otra.
La filosofía no se contenta con
admitir que una cosa existe y después investigarla, la investiga
aunque primero deba librarse de la idea de su existencia, no se queda
satisfecha con un qué y salta a otras preguntas que no se encuentran
en ningún otro aspecto de nuestro conocimiento. La filosofía es una
pregunta en sí misma, una pregunta consciente, enferma de curiosidad
y que es el modo de investigar más elevado y al mismo tiempo la base
de todos, incluye a todos los tipos de conocimiento y además es
única. Como ya había dicho en otra ocasión, el filósofo es
pregunta.