jueves, 30 de octubre de 2014

Un concepto para gobernarlos a todos

¿Hay algo bello? ¿Qué es belleza? ¿Una propiedad del objeto? ¿Es entonces algo objetivo? Las cosas no tienen rasgos, lo que llamamos así es simplemente una abstracción que nombramos. Lo que llamamos belleza se capta con distintos sentidos como el oído o la vista, pero también se puede percibir belleza en nuestra propia imaginación o incluso en la actividad de otra persona o ser vivo, ya sea una actividad deportiva o la más simple de las acciones derivadas de una decisión moral.

La belleza, entonces, no es una propiedad, es un adjetivo al que damos nombre por comparación con otros adjetivos. Esto depende no sólo ya de aquello que nombramos bello, si no también de quién lo nombra, pues la comparación se dará de distinta manera en distintos sujetos, así como puede ser bella la muerte de una madre para salvar a su hijo para unos y no serlo para otros.

No hay unas reglas que delimiten qué puede ser bello y cómo serlo, igual que un animal puede ser considerado veloz para nosotros, pero no otro. Por ejemplo, no consideramos veloz a una tortuga y si a un guepardo porque los comparamos con nosotros. La belleza es algo más difícil de determinar que lo anterior pero funciona igual, decimos que algo es bello si nos transmite cierta sensación que otra cosa no.

Asumimos como característica de algo la belleza si es que hay cierto convenio en que tal cosa nos produce la sensación de belleza, pero desde luego no se la causa a todos, o no tiene porqué. Lo bello para uno puede serlo para todos, pero puede no serlo para nadie más que para él y en ese caso no se acepta que ese objeto de su belleza sea bello, cuando si la belleza fuese una propiedad sólo podría sentirse en aquello que la tenga y no podría no sentirse en ello a no ser que hubiese cierta discapacidad como la que tienen los ciegos para ver. Pero en tal caso debería ir asociado a cierto sentido o aceptar que quien no capta la belleza está discapacitado en todos los sentidos posibles con los que captar el objeto, incluyendo las capacidades para juzgar actividades de todo tipo.

Así es que la belleza no se puede encontrar más que fuera de lo bello, y es, por tanto, un mero convenio del lenguaje. Es algo totalmente subjetivo al nivel más radical posible y por tanto es algo absurdo el tratar de crear reglas a su alrededor, tratar de estudiarla o crear conceptos a su alrededor tales como el gusto o tratar de definir el arte como algo más que técnica acorde a ciertas reglas predefinidas.

El buen gusto, lo verdaderamente bello, la belleza del arte, la estética. Todas estas cosas no tienen sentido alguno, son abominaciones creadas por nuestra razón que únicamente tratan sobre algo intratable. Preguntarse por ellas tiene tan poco sentido como preguntarse a qué sabe el olor, a qué huelen los sonidos o qué forma tiene el dolor.


La belleza no existe, es sólo una palabra y podemos usarla para referir lo que queramos, pues no somos iguales, cada uno percibe el mundo de una manera así que puede encontrar distintas sensaciones a otra persona. Es porque los humanos no estamos limitados por los sentidos del cuerpo y podemos percibir más allá de ellos que podamos tener tal variedad de sensaciones, y ninguna de ellas está en el objeto de sensación de por sí. Los sentidos son sólo una manera de percibir, que podemos usar como herramienta básica o como catalizador y encontrar algo más que no es "lo visible", lo "audible", etc. Leed, pues, esta entrada y daos cuenta que no podeis simplemente percibir visualmente un conjunto de símbolos, siendo éso lo único que hay en la pantalla.

Concluyo que hay muchos tipos de belleza, muchos conceptos para ella y que "belleza" es sólo otro concepto más, un concepto para gobernarlos a todos. Un concepto para encontrarlos, un concepto para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la tierra del dogma donde se extienden los sinsentidos. Es un concepto que debe ser destruido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te puede interesar: