Machismo. Esa es la causa que algunas
mujeres señalan como causa de algunas de sus situaciones de
inferioridad, dicen, en varios ámbitos. Desde la mentalidad general
a cosas más específicas como la imagen de la "mujer-ama de
casa" en el ámbito doméstico o la "mujer-sólo apta como
ayudante" en ámbitos de ciertos sectores profesionales.
Cierto es que, a mi juicio, la igualdad
de condiciones entre sexos, o acaso sería ya más acertado hablar de
géneros, debiera estar ampliamente extendida a muchas situaciones
que no son más que herederas de la tradición o de cosas
verdaderamente malas y dañinas que no se curan con el paso del
tiempo.
No voy a tratar aquí estos problemas,
sino uno surgido de las entrañas de nuestro presente, de nuestra
sociedad. Un problema que no es heredero de tradiciones, naturalezas
o cualesquiera sean las causas que se señalen como culpables de la
desigualdad de género. Es el problema del sexismo positivo.
Es el mismo problema que el racismo
positivo o cualquier tipo de disciminación que podemos catalogar de
"positiva". Delimitemos un poco el concepto para hacerlo
más claro:
Imaginad, tampoco es difícil, que un
género "A" discrimina de alguna forma a otro género "C".
A esta discriminación la podemos llamar sexismo, pues la causa
consciente de "A" para discriminar a "C" es el
género. Ahora bien, veamos qué pasa cuando "A" considera
que "C" no se vale por sí mismo y necesita ayuda,
rompiendo la igualdad de nuevo, pero esta vez para favorecer a "C".
Sigue siendo una discriminación, sexismos, pero esta vez "positivo"
pues funciona a la inversa.
Este es un gran problema en nuestro
tiempo, el querer a toda costa demostrar que no somos sexistas,
racistas, clasistas, etc. A tanto llevamos estas ansias de demostrar
que no somos discriminadores, que nos volvemos, si es que no lo
éramos ya. "Está de moda" decir que las mujeres o tal
otro género está discriminado, y no digo que no lo esté, que no se
nos ocurre otra que cosa que "ayudar".
"Las mujeres tienen menos
posibilidad de ser contratadas en una empresa. Hagamos que una
cantidad determinada de los puestos deba estar destinada a mujeres."
¡ZAS! Bofetada a la mujer. O al menos eso creo yo. Me parece un
"pobrecita, que no puede, hagamos un sitio para ella".
Esa no es la solución, si lo que se
pretende es igualar las posibilidades de todos los géneros, en este
caso hacer que la mujer pueda optar al mismo puesto que un hombre, lo
que se debe hacer es contratar a quien esté mejor capacitado para
ejercer el puesto de trabajo, sin distinción de género. Ayudar a la
mujer a conseguir un puesto por el simple hecho de ser mujer también
es sexismo, sexismo positivo. Muchas mujeres están contentas con
ello, quieren ventajas o no se dan cuenta de lo que pasa, no lo sé,
pero les gusta así.
Desde luego, muchas otras hay que se
dan cuenta de la bofetada que les acaban de dar, eso sí, con guante
acolchado, que así puede que no les acusen de dar bofetadas.
Depender de la "ayuda" y "caridad" del "género
dominante" no es la solución, lo es que no haya género
aventajado, igualdad de condiciones para cualquiera.
En definitiva, el nuevo sexismo que se
abre camino acusando a todo el mundo de sexista es el sexismo
positivo, un problema de nuestro tiempo que ciega a muchos y abusa
del falso dilema entre discriminar o ayudar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario