lunes, 20 de abril de 2015

Sexismo positivo, el nuevo sexismo

Machismo. Esa es la causa que algunas mujeres señalan como causa de algunas de sus situaciones de inferioridad, dicen, en varios ámbitos. Desde la mentalidad general a cosas más específicas como la imagen de la "mujer-ama de casa" en el ámbito doméstico o la "mujer-sólo apta como ayudante" en ámbitos de ciertos sectores profesionales.

Cierto es que, a mi juicio, la igualdad de condiciones entre sexos, o acaso sería ya más acertado hablar de géneros, debiera estar ampliamente extendida a muchas situaciones que no son más que herederas de la tradición o de cosas verdaderamente malas y dañinas que no se curan con el paso del tiempo.

No voy a tratar aquí estos problemas, sino uno surgido de las entrañas de nuestro presente, de nuestra sociedad. Un problema que no es heredero de tradiciones, naturalezas o cualesquiera sean las causas que se señalen como culpables de la desigualdad de género. Es el problema del sexismo positivo.

Es el mismo problema que el racismo positivo o cualquier tipo de disciminación que podemos catalogar de "positiva". Delimitemos un poco el concepto para hacerlo más claro:

Imaginad, tampoco es difícil, que un género "A" discrimina de alguna forma a otro género "C". A esta discriminación la podemos llamar sexismo, pues la causa consciente de "A" para discriminar a "C" es el género. Ahora bien, veamos qué pasa cuando "A" considera que "C" no se vale por sí mismo y necesita ayuda, rompiendo la igualdad de nuevo, pero esta vez para favorecer a "C". Sigue siendo una discriminación, sexismos, pero esta vez "positivo" pues funciona a la inversa.

Este es un gran problema en nuestro tiempo, el querer a toda costa demostrar que no somos sexistas, racistas, clasistas, etc. A tanto llevamos estas ansias de demostrar que no somos discriminadores, que nos volvemos, si es que no lo éramos ya. "Está de moda" decir que las mujeres o tal otro género está discriminado, y no digo que no lo esté, que no se nos ocurre otra que cosa que "ayudar".

"Las mujeres tienen menos posibilidad de ser contratadas en una empresa. Hagamos que una cantidad determinada de los puestos deba estar destinada a mujeres." ¡ZAS! Bofetada a la mujer. O al menos eso creo yo. Me parece un "pobrecita, que no puede, hagamos un sitio para ella".

Esa no es la solución, si lo que se pretende es igualar las posibilidades de todos los géneros, en este caso hacer que la mujer pueda optar al mismo puesto que un hombre, lo que se debe hacer es contratar a quien esté mejor capacitado para ejercer el puesto de trabajo, sin distinción de género. Ayudar a la mujer a conseguir un puesto por el simple hecho de ser mujer también es sexismo, sexismo positivo. Muchas mujeres están contentas con ello, quieren ventajas o no se dan cuenta de lo que pasa, no lo sé, pero les gusta así.

Desde luego, muchas otras hay que se dan cuenta de la bofetada que les acaban de dar, eso sí, con guante acolchado, que así puede que no les acusen de dar bofetadas. Depender de la "ayuda" y "caridad" del "género dominante" no es la solución, lo es que no haya género aventajado, igualdad de condiciones para cualquiera.

En definitiva, el nuevo sexismo que se abre camino acusando a todo el mundo de sexista es el sexismo positivo, un problema de nuestro tiempo que ciega a muchos y abusa del falso dilema entre discriminar o ayudar.

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