martes, 14 de octubre de 2014

Hannah Arendt, la felicidad y la política

Bueno, pues saludos a todos los lectores, si hubiese alguno y bienvenidos a la primera entrada del blog dejando de lado la presentación. Espero que os guste la entrada y que volvais a por otra.

En fin, hoy es el 108º aniversario del nacimiento de Hannah Arendt, como muchos sabeis gracias a Google. Para quien no lo sepa y no tenga ganas de buscar en Wikipedia, esta señora es una importante filósofa, o teórica política. Como se quiera clasificar no tiene importancia, el caso es que está entre las grandes personas de la humanidad.

Bien, pues comentemos una frase célebre al azar de esta gran señora y hagamos lo que más me gusta hacer, criticar. No, no soy una especie de sádico verbal ni nada así, es que me gusta criticar todo, no aceptar nada, buscarle fallos a todo y a veces intentar solucionarlo, pero principalmente destruir es mi estilo.

"Nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político."

Esta frase es la que vamos a comentar brevemente, sin complicaciones de ningún tipo para que todo el mundo pueda seguirlo, sin entrar en teorías de ningún tipo ni nada para lo que se necesiten conocimientos previos.

La felicidad es la actividad conforme a lo que el hombre es bueno, decía Aristóteles. Este será nuestro punto de partida. ¿Por qué? Pues porque me gusta mucho Aristóteles y por algún lugar se debe empezar, así que esta idea será nuestra base. Tal vez algún día escriba sobre esta idea, sobre felicidad, sobre Aristóteles, etc. y profundice más en ello, invalidando esta entrada. Pero para hacer algo sencillo tenemos que aceptar como base esta idea sobre la que seguiremos.

El hombre es bueno en diferentes actividades, entonces, a diferentes hombres habrá diferentes felicidades. Todas estas felicidades serán diferentes en base al rasgo diferenciador, conforme a un ethos determinado, esto es, conforme al comportamiento que los hace diferentes. Vale, hasta aquí hemos llegado bien, paremos un momento, releamos y sigamos avanzando. Pero ¿qué es ethos? Pues lo dejaremos tal y como lo he usado, como un comportamiento.

Cada ethos, o comportamiento, es diferente por considerar de cierto modo el bien del hombre y esto desencadena unas determinadas formas de vida diferentes unas de otras. Desde luego, una de esas formas es la política, pero entendida no como las maneras de organizar, sus técnicas, sus procedimientos, etc. Es política como la expresión más cercana a "regir la polis", es decir, como el comportamiento virtuoso de regir, esto es, con justicia, entendida como virtud.

Sin embargo esta actividad virtuosa, como todas las virtudes morales en las que podamos pensar, no es suficiente para ser felicidad, ya que no se basta a sí misma. Son virtudes en la conducta, pero en la conducta con los demás. El justo siempre necesitará de alguien por el que es justo, alguien sobre quien ejercer justicia.

Entonces, ¿cuál es el tipo de vida con el que se alcanza la felicidad? En términos aristotélicos, la que se basa en virtudes dianoéticas. Esto es ya otro tema, así que no lo trataré ni me pararé a explicar qué es eso de "virtudes dianoéticas".


Vale, la política no es la forma de alcanzar la felicidad, pero para alcanzarla primero habrá que hacer política ¿o no? Arendt dice felicidad pública, no personal. Entonces si seguimos y aplicamos lo anterior a la comunidad, la política sería su felicidad. Por supuesto, pero ¿quiere esto decir que no puede un hombre ser feliz sin llegar primero a contribuir a alcanzar la felicidad pública?  Pues no, siguiendo este razonamiento, no. Podríamos asegurar nuestra supervivencia, necesidades y comodidad sin participar en la vida política y entonces dedicarnos a alcanzar la felicidad, sin necesidad alguna de hacer política.

¿El hombre no necesita del hombre? Yo opino que el hombre es precisamente hombre por su relación con los demás, desde luego que un hombre necesita a otro, pero igualmente necesita inteligencia a cierto nivel para alcanzar la felicidad, tanto entendida como política, como entendida de otro modo. Pero estas características son un nivel básico que hay que alcanzar primero, no lo que fundamenta esa actividad que llamamos felicidad. Tal como primero respiramos, comemos y nos relacionamos, también ordenamos lo público hasta alcanzar cierta comodidad, y entonces, y sólo entonces, es cuando vamos más allá y encontramos, o al menos buscamos, la felicidad.

Hasta aquí llego, recordad que este blog contiene mi opinión desde un punto de vista simple y entendible, no pretendo asertar una verdad inmóvil, más bien dar una opinión para que el lector piense sobre ella y forme la suya propia, que bien podría ser totalmente contraria a la publicada aquí. Otra cosa es que he utilizado, y seguiré utilizando, la palabra "hombre" para referirme a "individuo de nuestra especie", no pretendo usarla para indicar género masculino ni, para los pensadores más profundos, para referirme a "ser humano".

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