lunes, 25 de mayo de 2015

La oligarquía de los partidos

Democracia, lo que actualmente llamamos democracia, esa farsa. Decimos que gobernamos todos, todos y cada uno de los ciudadanos, pero no es así. Lo que hacemos es delegar nuestra voluntad de gobierno en un conjunto de personas. Claro, en una democracia a un nivel tan amplio como un país, aunque sea tan pequeño como España, es imposible que todos y cada uno tomemos parte en las decisiones sobre el gobierno, así que no queda otra solución que reducir el número de personas que se encarguen del gobierno y que ellas se hagan cargo de representarnos.

Pero una vez elegimos a nuestros representantes, de una forma odiosa como es el sistema de voto que usamos, en el que una persona vale más que otra, en el que las listas de los grupos están cerradas, en las que las opciones son tan reducidas y rígidas, entonces es cuando perdemos el poder y lo cedemos por completo a esas personas, que ya no tienen que darnos cuentas, no nos representan, sólo nos gobiernan bajo su propia voluntad.

Desde que votamos lo único que nos dejan hacer es escuchar sus mentiras, sus excusas, sus amenazas. No nos tienen en cuenta para nada excepto para conseguir de nuevo nuestro voto, y no quieren conseguirlo cumpliendo con las promesas por las que recibieron el voto, sino con medidas populistas y demagogia.

Los partidos obedecen a una burocracia de poder que intenta perpetuar sus intereses y la forma mediante la que han alcanzado el poder, los partidos trabajan por los partidos únicamente. Sólo atacan a otros partidos y los culpan de sus propios errores, nunca toman responsabilidad.

La democracia, lo que llamamos democracia, no es tal, es una oligarquía, una oligarquía de los partidos, una partitocracia total y absoluta donde el individuo no cuenta, sólo su voto. Esta democracia no es representativa del ciudadano, es representativa únicamente del partido.

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