lunes, 19 de enero de 2015

La pregunta I: ¿Evolución y/o desarrollo?

Desde siempre el hombre ha estado preguntando, tal vez no mediante un lenguaje, tal vez empezó sólo internamente, pero se preguntaba, igual que algunos animales también se preguntan. Creo que las preguntas más primitivas y que incluso un animal puede hacerse a sí mismo, aunque no sea consciente de ello, son ¿Qué? Y ¿Cómo?

Me explico. Reduciento todo a simples instintos sin consciencia es fácil imaginar que ante un ruido, un objeto, una luz, o cualquier cosa que puedan percibir, su cerebro siga un razonamiento que podríamos traducir con un ¿Qué ha sido eso? Es vital que conozcan su alrededor para huir de peligros, por ejemplo. Para ello "se preguntan" por la cosa en sí, y esta es la pregunta más básica que cualquier organismo puede hacer, aún no siendo conscientes de ello, como he dicho antes.

La siguiente sigue sin requerir consciencia. Es ¿Cómo? Esta pregunta creo que requiere un nivel de inteligencia y/o libertad de acción más allá de los simples instintos. La preunta se plantea ante un problema cualquiera (conseguir una fruta de un árbol, cruzar un río, asustar a un animal, etc.) y funciona como el medio del cerebro para construir un remedio que permita sortear ese problema. ¿Por qué requiere más inteligencia y/o libertad de acción? Porque no ante todos los problemas se intenta encontrar una solución, el instinto tiene escrito a fuego el modo de proceder ante tal o cual situación y las demás no tienen importancia.

Pero hay animales que construyen remedios para situaciones inesperadas y para las que no están preparados. Todo el mundo ha visto alguna vez a un chimpancé resolver acertijos para conseguir comida o cualquier otro premio. El fin puede estar determinado por sus instintos, pero el modo de proceder tiene la chispa de la originalidad, de la improvisación. Han resuelto problemas para los que no estaban preparados para afrontar, incluso han construido herramientas temporales que cumplan funciones para las que sus cuerpos no están preparados. Han resuelto el cómo, ya no sólo el qué.

Tras estas preguntas que considero las básicas, surgen otras más complejas y que, por lo que llego a saber, sólo se dan en nuestra especie. Todo surge una vez somos conscientes de lo que nos rodea, tras pasar por las dos preguntas básicas no podemos parar, síntoma de la enfermedad del animal que llamamos hombre, la curiosidad. No tardan en salir a flote el tiempo y su ¿Cuándo? ; El individuo y su ¿Quién? ; El lugar y su ¿Dónde? ; Pero sobre todo el inicio y el fin, la causa y el efecto, y sus preguntas ¿Por qué? ¿Para qué?

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