lunes, 20 de julio de 2015

Reflexión, espejo del Yo

¿Y si me pongo a contar una historia sobre mí mismo? Si lo hago, ese Yo de la historia no puedo ser Yo, pues estoy contando la historia, no viviendola. El pasado ya no existe más, y mis recuerdos no son mi presente, mi único momento de existencia. Sin mencionar que los recuerdos muchas veces no se corresponden con los hechos tal y como sucedieron.

Cuando uno se mira no está realmente viéndose, está mirando a un Yo que fluye continuamente, que muta y se transforma en sí mismo a cada momento. En la introspección, en la reflexión, uno se vuelva sobre sí y podríamos decir que ese Yo mirado no es el Yo que mira, ya que el Yo mirado no se está mirando.

Así, entonces, no podríamos nunca hablar de un Yo, sólo de alguien que ya no existe y del que devenimos. Pero no devenimos de la nada, somos algo que deviene en otro algo y al momento deja de ser. Es un continuo autodevenir y la reflexión nos ayuda a que la proyección que hacemos de nosotros mismos, lo que somos, sea más valiosa, más refinada.

La reflexión nos da una consciencia del Yo, permitiendo así que realmente exista ese Yo, que no seamos gente sin identidad que vaga por el mundo sin saber dónde tiene los pies. La reflexión es lo que permite descubrir que puedo contar una historia de mí mismo, la reflexión me descubre, la reflexión trae el Yo y trae el Otro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te puede interesar: